No he podido evitar copiar el genial título de un artículo del diario El País allá por el 2006 que hablaba de los problemas del científico Manuel Patarroyo, descubridor, o mejor dicho inventor, de la primera vacuna importante contra la Malaria.
No he puesto en su nombre un enlace a la Wikipedia ya que la historia rodea a este genial científico y su descubrimiento provocó tal terremoto que tanto en la Wiki como en gran parte de la información que hay sobre él en la red (que es mucha)está muy desvirtuado y bastante sesgado. Y es que hay intereses muy poderosos para que esto sea así.
La culpa de todo fue una ocurrencia que tuvo este hombre, una aberración, un insulto al mismo Dios todopoderoso y su discípulo el Dollar, una barbaridad de magnitud apocalíptica que iba contra las bases de la medicina moderna.
Nada menos que quiso donar el descubrimiento a la humanidad y liberarla de PATENTES COMERCIALES. Que sí, que sí, que este "loco" pretendía anteponer millones de vidas a su enriquecimiento personal, y lo que es peor, al de las multinacionales farmaceúticas que tanto se preocupan por nosotros y sobre todo por los países pobres donde la malaria mata millones de personas.
Lógicamente éstas intentaron hacerle entrar en razón ofreciéndole 74 millones de dólares por la patente, cheques en blanco y todo tipo de presiones. Pero el tío que no y que no. Finálmente la donó a la OMS para que iniciara una campaña de producción en masa con la condición de que se fabricara en un pais pobre como el suyo (Colombia)con gastos de producción mínimos y de paso generar miles de puestos de trabajo.
A partir de aquí comenzó la pesadilla para Patarroyos. Hay que decir que este colombiano ha sido galardonado con más de cincuenta premios internacionales, el más conocido para nosotros, el "Príncipe de Asturias", y candidato al premio Nóbel en varias ocasiones. Es ni más ni menos que el descubridor del método de creación de vacunas sintéticas, que además de la Malaria tendrá aplicaciones en infinidad de enfermedaes. Reciéntemente ha establecido modelos matemáticos para desarrollar estos trabajos.
Todos fueron contra él, empezando por sus colegas a sueldo de las grandes farmacéuticas, recibió acusaciones patéticas desde el poder y finálmente presiones de la banca que decretó el embargo de sus laboratorios.
La OMS, que es un organismo de las Naciones Unidas dónde confluyen toda clase de intereses políticos, económicos, farmacológicos, etc, guardó la donación del colombiano y se desentendió de ella alegando falta de efectividad y problemas con los requisitos impuestos, que no eran más que desarrollar la producción en Colombia y controlar diréctamente su reparto entre los más necesitados.
¿Falta de efectividad? Aunque la primera vacuna era precaria consiguió unos resultados de más del 30%, lo nunca visto. La malaria ocasiona 3 millones de muertos al año en todo el mundo. No hay que ser Einstein para deducir que estaría salvando en estos momentos un millón de vidas todos los años.
Dicha vacuna, llamada Spf66, fue desprestigiada por los mismos que perdían el culo para comprarla por 74 millones, incluso por algún científico traidor que habló maravillas de ella tan sólo meses atrás, antes de conocerse la decisión de Patarroyo. Los EEUU desarrollaron una variante y la aplicaron en Tanzania con resultados del 3%, muy por debajo de la vacuna original desarrollada por Patarroyo, y usaron estos datos para desprestigiarla a pesar de que es evidente que tanto en su fabricación como en su aplicación, los deseos eran que no funcionase. 3 millones de muertos al año es un negocio descomunal al que no se quiere renunciar.
Sí en cambio hay otra vacuna, la RTS, avalada por la OMS y financiada por corporaciones como la de Bill Gates, patentada por la farmacéutica GlaxoSmithKlain, con una eficacia parecida pero con un efecto secundario muy preocupante que hace que sea peor el remedio que la enfermedad, nunca mejor dicho. Este efecto secundario se llama Apoptosis, y hace que con el tiempo las personas vacunadas se vuelvan menos resistentes a la enfermedad y tengan más posibilidades de contraerla. Una mierda de vacuna. Según la farmacéutica los gastos de producción serán elevados y su coste rondará entre 10 y 30 dolares por dosis siendo necesarias tres posologías, por lo tanto el coste final sería de entre 30 y 60 dólares. La vacuna del doctor Patarroyo en cambio costaría 20 centavos de dollar las tres dosis, y tiraría por tierra los millones de dólares invertidos por EEUU para desarrollar una vacuna. Esto no interesa nada a la OMS ni al mundo empresarial que la dirige. Una vergüenza.
Léase "Malaria: el asesino que pudo haber sido derrotado." http//mitosyfraudes.8k.com/artículos%2d2/killerEsp.html.
Patarroyo es víctima de un continuo intento de desprestigio internacional manipulando información, falsificando y ocultando datos, ensayos etc... Algunos de sus colaboradores renegaron de él a cambio de millones de dólares. A pesar de todo gracias a su talento sigue cosechando portadas en las principales publicaciones científicas internacionales.
Mención especial merece el español Pedro Alonso, antiguo discípulo de Patarroyo y traidor a la causa, que ahora suelta pestes sobre él e intenta desprestigiarlo. Leer sus artículos cuando trabajaba en el desrrollo de la Spf66 y leer lo que dice ahora de la misma vacuna y los mismos trabajos, es prueba suficiente de la calidad de este personaje. Y es que algunos cambiarían a su madre por una portada, un artículo en la prensa o unos segundos de televisión.
En febrero de 1995 los Institutos Nacionales de la salud de EEUU organizaron una conferencia sobre Malaria en Arusa (norte de Tanzania). España no fue invitada por haber sufragado el primer ensayo de la Spf66 colombiana (no la de EEUU) en Tanzania. Tampoco el doctor Patarroyo a pesar de encontrarse en Tanzania. Sí en cambio fue invitado el doctor Pedro Alonso que trabajaba ya para el Clinic de Barcelona, que había recibido cerca de 100 millones de pesetas de EEUU. Allí se habló de desprestigiar el trabajo de Patarroyo y lo que es peor, de estrangularle económicamente.
Finalmente, el Banco Bilbao Vizcaya, ligado al Clinic, terminó embargando a Patarroyo el Instituto de Inmunología San Juan de Dios con todo su equipamiento y provocando la desbandada de los mejores recursos humanos de Patarroyo. Curiosamente, poco después el doctor Pedro Alonso comenzó a desarrollar el producto norteamericano de los laboratorios de GlaxoSmithKlain (GSK), y el dinero internacional, incluyendo la mayor aportación de la historia del magnate Bill Gates, empezó a fluir al Clinic de Barcelona.
Además, el dinero que el gobierno español cedió a para que Patarroyo desarrollara la Spf66 en cinco paises, se lo llevó Pedro Alonso al Clinic de Barcelona aprovechando que Patarroyo aún no tenía la nacionalidad española.
Cuando poco después Patarroyo viajó a Mozambique acompañando a S.M. la reina Sofía para supervisar la cooperación española en Malaria, fueron recibidos por el doctor Pedro Alonso que se sintió muy importunado y dijo que no tenía dinero y que no le había reservado hotel. Patarroyo respondió: "de que dinero me hablas ¿del tuyo o del mío? Tuvo que pagarse él el hotel mientras que Pedro Alonso se gastaba el dinero que España había donado a la vacuna de Patarroyo.
En alguna televisión se ha hablado del Dr. Pedro Alonso como el inventor de la vacuna estadounidense (RTS), algo completamente falso. Fue el coronel del ejército americano Ripley Ballou, y vicepresidente de GSK.
Todos estos: Ballou (que después de tantos años sin resultados se ha ido), Alonso, El BBVA, La OMS, el ejército americano... Todos saben que su vacuna, lograda reciéntemente, ofrece los mismos resultados que la de Patarroyo hace 15 años, y además tiene el enorme problema de la apoptosis, que omiten sibilinamente en todas sus declaraciones. Incluso Ballou se inoculó malaria tras probar su vacuna y contrajo la enfermedad que casi le mata. Soldadito americano tenía que ser. Por cierto, que Patarroyo se ha vacunado con la Spf66 y lo ha hecho con su mujer y sus hijos, sabiendo que no tiene efectos secundarios. En cambio la RTS no era probada por los científicos de la farmaceútica, sabiendo el problema de la Apoptosis.
Si han leído el libro de Le Carré "el jardinero fiel" o han visto la película, todo esto les resultará familiar.
A pesar de todo Patarroyo sigue investigando y hay muchas esperanzas de próximamente patente un desarrollo mejor de la Spf66 que llama Colfavax (Colombia Falciparum Vacuna), una versión mucho más avanzada que la original.
Es lícito que las farmacéuticas intenten ganar dinero, pero no a costa de los más necesitados, y este caso de la Malaria es realmente vergonzoso, superando con creces al reciente fraude de la gripe, que al menos nos timó a los del primer mundo.
"Cuando fui a ver a César Gaviria, el presidente de mi país, para decirle que iba a donar la patente, me dijo: ‘La vacuna existe porque tú existes. Es tuya y puedes hacer con ella lo que te plazca. Gracias por mencionar a Colombia'.
Cuando reuní a mi equipo para comentar esto, hubo alguien que se levantó y me dijo que habíamos estado trabajando toda la vida para eso y que no podía cambiar las reglas del juego.
Las cifras que se barajaban eran centenares de millones de dólares, pero estaba convencido de que si la vendía, nadie de los países en vías de desarrollo iba a tener acceso a ella. Hubo incluso uno de los representantes de los medios farmacéuticos que me dijo que acabase con esta imbecilidad, que mi vacuna valía 20 céntimos, y que para que una vacuna fuese seria debía venderse por encima de 25 dólares. Pero en África la inversión en salud es de 12 dólares al año para toda la salud. Nadie podría comprarla a ese precio en África."
Podrían estar salvándose un millón de vidas al año en el tercer mundo desde hace 15 años, y con el apoyo necesario se podría haber conseguido una vacuna mucho más eficaz, pero se está trabajando inténsamente justo para lo contrario, es decir, intentar evitar que Patarroyo lo consiga y que los EEUU pierdan los millones invertidos.
UNA VERGUENZA.
http://www.nodo50.org/tortuga/Vacuna-contra-la-malaria-Se-sabe
http://www.um.es/campusdigital/entrevistas/Patarroyo.htm