Kristian Birkeland es el científico más famoso de Noruega, aunque no muy conocido en otras latitudes.
Su imagen sale en los billetes de 200 coronas y fue otro gran apasionado de la investigación con dotes de ingeniero y un poco loco, por eso merece una modesta mención en este blog al igual que Lieberman en algún artículo anterior, creo recordar (es que yo tampoco me leo jaja)
Dada su nacionalidad pudo observar numerosas y espectaculares “auroras boreales” en un tiempo (principios del siglo XX) en que no se tenía ni idea de que eran.
Decía la leyenda que eran las almas de los guerreros caidos en batalla, muy bonito pero nada científico y no satisfacía la curiosidad de mentes inquietas como la vuestra (¿hay alguien ahí?)
Birkeland era un apasionado de la física y en especial de los campos magnéticos, y claro, tras mucho estudio, su intuición le llevó a dar una explicación del fenómeno relacionada con la interacción de un hipotético campo magnético terrestre y energía procedente del Sol en forma de partículas cargadas eléctricamente.
Hay que recordar que en aquellos tiempos nada se sabía de la enorme radiación emitida por el sol, ni existía el término “viento solar”, y su explicación, aunque no fue rechazada, dada la ignorancia que había sobre el tema, tampoco fue tomada muy en serio. ¿un fenómeno nocturno relacionado con el sol? Difícil de aceptar. Además ya tenía fama de excéntrico y había errado varias veces en otros temas.
Para demostrarlo desarrolló un experimento consistente en grandes cámaras de vidrio, dentro de las cuales situaba una esfera que simulaba nuestro planeta, por lo que fue llamado “Experimento Terrella” o Tierrilla en español. Dicha esfera era bombardeada con rayos catódicos, de manera que pudo reproducir nubecillas a modo de auroras originadas por la interacción del gas residual de la cámara con el campo magnético de la esfera y los rayos catódicos.
Es decir, que logró reproducir auroras en su laboratorio.
Impresionante la imaginación e inventiva de este tipo, que aparece en las fotos con un gorrito que usaba para protegerse el cerebro de radiaciones. Aunque no creo que sirviera de mucho al menos le quedaba gracioso.
Y es que no sólo se dedicó a eso. Nuestro amigo patentó 59 inventos como un aparato de rayos X, un audífono, un apagador eléctrico y el más famoso, un abono artificial para plantas, que acabó siendo una de las compañías más potentes de Noruega llamada Norsk-Hydro
Un “parto bien aprovechao” que dirían en mi pueblo.
Fue propuesto hasta siete veces para el premio nóbel pero nunca se lo dieron.
Por desgracia acabó suicidándose en 1927 sintiéndose un incomprendido, como tantos otros genios de la historia.
Hoy en día, las “auroras polares” siguen siendo objeto de estudio y el fenómeno aún no está resuelto del todo dada su complejidad, aunque la cosa avanza, sobre todo gracias a los datos proporcionados por las cinco sondas Themis lanzadas en el 2004 creo, que proporcionan modelos tridimensionales muy útiles.
Ojalá un día pueda ser testigo de un espectáculo como las auroras, y entonces prometo recordar al incomprendido Birkeland en su laboratorio de Terrellas con su gorrito... o al menos poder tener un buen fajo de billetes de 200 coronas.
http://www.alpoma.net/tecob/?p=814
No hay comentarios:
Publicar un comentario