domingo, 3 de enero de 2010

ECONOMÍA Y CRISIS

Padecemos varias crisis que, en realidad, son distintas vertientes de la misma madre. No en vano, la llamaron 'La Tormenta perfecta'. Es por eso, y sin dejar de nombrar el Olimpo de las crisis, las clásicas, las que siempre están ahí (la ecológica, la crisis alimentaria en África, la del Atlético de Madrid... etc) con su permiso, mi querido lector, voy a hablar de economía.

Tras el colapso del sistema financiero, el mundo entero agoniza una extrema sequía de liquidez. Una economía que se sustentaba con la financiación que encontraba en estos mercados no encuentra ahora ni cómo ni con qué emprender nuevos negocios, ni cómo ni con qué adquirir los bienes de equipo que necesita, y tampoco encuentra ni cómo ni con qué mantener el nivel de consumo necesario para que todo eso se mueva y gire como hasta ahora. Pero, tanto la crisis financiera, que ha barrido de un soplido la cabaña de los tres cerditos que la globalización había levantado sin cimientos, como la particular crisis española, producto de una serie de problemas patrios, como decía al principio, tienen una serie de causas en las que los expertos coinciden. Esas causas hay que buscarlas en las políticas neoliberales que han dominado con gobiernos de uno u otro color. Digo uno u otro color, no unas u otras ideas. Hablo de los colores que adornan los logotipos de los partidos con sus distintas estrategias de marketing.
Tras la revolución de los 80 que lideró Ronald Reagan, el debate se trasladó al terreno neoliberal en el que "el Estado era el problema, no la solución". Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en UK, propusieron al mundo la máxima desregulación de los mercados, hacer retroceder a papá Estado bajando los impuestos en extremo y dejar así que la 'mano invisible', de la que hablaba Adam Smith, hiciese funcionar la maquinaria económica. Esta Teoría se basa en una premisa que necesita para que realmente funcione. Según el economista Arthur Laffer una mayor presión fiscal, al ser negativa para la actividad económica, provoca una bajada de la recaudación. Según estas ideas se concluye además que una bajada de los impuestos aumenta la inversión y sube la actividad creando empleo.





Pero, ¿de verdad es así de mecánico? Un empresario que paga menos impuestos al final de un ejercicio, ¿va a invertir ese ahorro sí o sí? ¿Qué le impide irse con su mujer un mes a una lujosa instalación en algún rico Emirato desiértico y árabe, y petrolero, a partes iguales? Por lo tanto esa Teoría tiene un sustento argumental algo débil, en mi opinión. O por lo menos, demasiado teórico como para confiar en él. En fin, no deja de ser una propuesta económica a la que se adhieren los partidos llamados 'de derecha'.
En la práctica, sí se pueden comprobar algunos datos resultantes de esta política. Porque, ¿qué consecuencias tiene vaciar al Estado de competencias? Un Estado con menos capacidad económica debe recortar gastos. Educación, Sanidad, Transportes, Energía... la privatización es la solución. La eficiencia económica de la empresa privada nunca la alcanzará en su gestión el ente público, afirman. Asimismo, para equilibrar los presupuestos, la tendencia es recortar ayudas sociales. Y es que la Teoría Neoliberal afirma que qué mejor política social que el pleno empleo. Becas, subsidios de paro y demás ayudas sociales son los candidatos a pagar los platos rotos de este 'famélico' poder público limitado al papel de mero árbitro.

Paradójicamente, una Ley firmada por Bill Clinton, del partido demócrata y por lo tanto supuesto socialdemócrata, abrió definitivamente las compuertas del mercado financiero al ultraliberalismo de los últimos años en los que la llamada 'ingeniería contable' se aprovechaba del total laissez-faire que los gobiernos permitían.
Frente al Neoliberalismo de estos partidos que, además eran conservadores en lo político, se sitúan los llamados 'de izquierda', cuya propuesta económica se llama socialdemocracia. Así como los anteriores tenían a Milton Friedman como ideólogo de cabecera, los socialdemócratas se inspiran en John M. Keynes. ¿Qué decía este economista inglés? Que el estado debe intervenir en la economía, como motor de la misma, y para evitar que la 'mano invisible' de Adam Smith, que gobierna el mercado con su ley de la oferta y la demanda y con la libertad de precios, produzca exclusión social con las capas más desfavorecidas de la sociedad. Para ello, como está aplicando Barak Obama, el Estado debe tener capacidad recaudadora y establecer la regulación necesaria para evitar el colapso y los excesos.
Por este motivo, en la actualidad, el PP en España, los Coservadores en el Reino Unido y el Partido Republicano de EEUU, por citar algunos, se han quedado sin discurso. No tienen una propuesta para salir de la crisis porque, en esencia, son sus ideas llevadas al exceso las que han provocado ésto. ¿Bajando impuestos y abaratando despidos? ¿Qué puede decir el PP sobre Vivienda cuando fue él quien liberalizó el suelo sin escrúpulos? Pero, aun con todo, por muy socialdemórata que supuestamente sea el PSOE, no ha movido un dedo nunca para evitarlo. Y medios y tiempo ha tenido de sobras.

1 comentario:

  1. La curva de Laffer no siempre es regular. El Estado puede presionar más antes de desanimar al pueblo para crear empresas, por lo que puede aumentar notablemente los ingresos hasta producir un desequilibrio y la curva comienze a bajar.

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